27 oct 2016

Cansada

Aquel día ella se encontraba cansada, le pesaban los pies como yunques, los brazos como columnas , había cuidado a unos niños que no eran los suyos, limpiado en dos casas y aún así sonreía, y cálida contestaba a mis preguntas de ¿cómo te va?.

 Se lo notaba en los movimientos lentos, en ese limpiar minucioso, cansada de tener a los hijos lejos que solo la llamaban para pedir, pero con esa alegría al sonreír que me desmontaba,. Yo sola, sin responsabilidades describiendo la afanosidad de cómo pasaba la aspiradora, y ese llamarme niña, pese a que tenía su edad pero vivía con mi madre y eso me convertía en niña, una niña que se aferraba a la escritura mientras ella pasaba el polvo y ponía el aspirador. Aquel día ella se encontraba cansada y yo vacía e irresponsable me detenía en describir su alegría cansada, su amabilidad protectora , su trabajo minucioso mientras yo tenía que ir al gimnasio y cansarme para dormir bien y olvidarme de mis privilegios de niña. Ella ejercitaba musculo con el aspirador mientras yo corría por la cinta mecánica, el esfuerzo de levantar el cubo de la fregona lleno de agua mientras yo levantaba pesas de niña,. Aquel día ella estaba cansada y yo también, cansadas de nuestras vidas que convergían en mi casa, cansada de echarle el pulso a la vida- Ella con sus cuatro hijos en su país, y yo con mi soledad.
Aina Rotger

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