5 oct 2016

Barba Azul


Te preguntas que quiero decir cuando afirmo que por tu culpa se ha abierto la habitación de Barba Azul en mi existencia.

Me pregunto cuándo podré azuzar la rabia para arrancarte a dentelladas la llave y largarte lo más lejos de mi camino que pueda.

Y te vuelves hacia mí con cara de no haber roto nunca un plato, de no ser consciente de los estragos causados a tu paso por mi vida, con cara de inocente y casto y puro y gilipollas, sin más, de simple idiota.

Barba Azul no existe y punto. Y yo no soy Blanca Nieves ni una princesa encantada, si acaso una existencia en levedad como la de Kundera o en metamorfosis como la de Kafka. Este cuento, mi cuento, es una vez más una historia sin principio ni final, solo posee algún que otro inciso, pequeños conatos de huida hacia carreteras cerradas por derribo.

Al final aprendo nuevamente funambulismo y una vez más me permito el lujo de hacer equilibrios a mi paso por este mundo y seguir cruzando por encima del abismo.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario