30 mar 2016

Escribieron nuestros nombres



Escribieron nuestros nombres en los ladrillos del muro. Y antes de escribirlos ya estábamos muertos.

Nuestro gran delito fue creer en algo. Acampar en la plaza. Indignarnos. Nos vinieron a buscar por la noche. Uno a uno. Nos cazaron. Nos encerraron. Y a la noche siguiente… Un tiro contra aquella pared y se acabó.

Pudieron matar nuestros cuerpos pero no mataron nuestros ideales.Detrás de cada uno quedo siempre lo que gritamos, lo que nos atrevimos a soñar, el mundo que demostramos que podía ser…

Pero yo llegué tarde, quedó mi hueco vacío.Mi nombre al final no está en ningún ladrillo, de momento.

@Ana Blanco


28 mar 2016

CINE // ISOLINA



EL CINE



Recuerdo con cariño los cines de mi niñez. El primero, el cine San Pablo; donde iba a la sesión de las tres porque el  precio era más barato y las propinas no daban para más. Echaban películas de virtudes de santos católicos, de Marisol o de Joselito y, con anterioridad, proyectaban interminables Nodos para dar popularidad al Generalísimo. También visitábamos el cine Luises, Castilla y Proyecciones de sesión continua.

Cuando teníamos trece años, -hartas de sentirnos pequeñas y con nuestro cuerpo abandonando la niñez para convertirnos en mujercitas-, hacíamos planes para las tardes de domingo:

-¿Dónde vamos hoy?

-Al cine

- Vale, como queráis.

Y cuando estábamos llegando Ana empezaba a refunfuñar:

-Igual a mí no me dejan pasar. Estoy totalmente plana y esta es para dieciocho…

-No te apures –le decíamos-. Y formábamos una fila india posicionando a nuestra amiga en tercer lugar. Algunas veces, el portero hacía la vista gorda y en otras la paraba para preguntarle:

-¿Cuántos años tienes?

Si no le dejaba pasar comenzaban los ruegos de todas para convencerlo. ¡Y nunca se nos resistió ninguno!

Aún recuerdo la película “Adiós, cigüeña, adiós”, y los lagrimones en los ojos de los espectadores, la mayoría adolescentes.

Entonces no había mucho donde elegir. Triunfaban las  “españoladas” y pasamos de ver santitos y películas musicales a ver películas sin argumento, en las que el destape era el reclamo porque las mujeres desnudaban sus encantos y los hombres, como mucho, aparecían en gayumbos. Era el machismo servido en bandeja aunque muchos lo llamaban liberalismo.

¡Qué diferente del cine de ahora! Que transmite emociones, ternura, temor, miedos, compasión o remueve conciencias.

La última película que he visto se titula “La habitación”. Me pareció sobrecogedora. Y para mí, estar en el cine, dejarse llevar y sentir que estás dentro de la historia, es una gran aventura.


                                                        ISOLINA




24 mar 2016

LLEGAR TARDE



Llegamos tarde cuando no queremos llegar.

Llegamos tarde cuando tenemos miedo a tomar esa decisión que nos haría llegar a tiempo.

Llegamos tarde cuando nos mentimos para evitar sincerarnos con nosotros mismos.

Llegamos tarde cuando nos perdemos en frivolidades y no llegamos cuando nos enredamos

en sus ramajes.

No llegamos tarde por la hora, ni por los atascos o los contratiempos.

Llegamos tarde o nunca llegamos por pereza o cobardía.

A veces, llegar tarde simplemente es llegar a destiempo.

Cuando es el momento, nunca es tarde.

MARI CARMEN DIAGO EGAÑA



17 mar 2016

EL REGALO , Mari Carmen Diago Egaña



1972
-¿Dónde vamos, abuelo?
-Voy a darte tu regalo de cumpleaños.
-¿Y qué es abuelo? ¿Una bici?  ¿Un balón de fútbol? Dime qué es abuelo, dímelo –repetía Marcos impaciente.
-Vamos al cine, Marcos. Por primera vez entrarás en un cine.
-¿Al cine? – contestó Marcos lloriqueando. –Yo no quiero ir al cine. ¡Abuelooooo, eso no es un regalo! Eso no puedo enseñárselo a mis amigos. ¡No quiero tu regalo! 

Marcos era feliz con su abuelo; pero como niño, no entendía por qué su abuelo le hacía regalos tan raros y que a él lo enfadaban tanto. No sabía -porque aún no podía saber-, que cada rabieta era el ascua que un día avivaría cada una de las pasiones de su vida.
2004
-¿Dónde vamos papá?
-Vamos a por tu regalo de cumpleaños.
-¿Y qué es papá? ¿Una bici? ¿Un balón de futbol?
-Vamos al cine, hijo. Por primera vez entrarás en un cine.

                                                             Mari Carmen Diago Egaña


16 mar 2016

Angel Almohalla


Cuando sali a la brillante luz del atardecer de la oscuridad de la sala del cine solo tenia una sensación extraña, había visto una pelicula mediocre, pero no dejaba de pensar en ella, los protagonistas eran unos desconocidos, pero sus voces seguian sonado en mi cabeza, el guion para mi tenia lagunas, pero aun asi sigo escuchándolo, la imagen no era totalmente nítida, pero sigo viéndola con claridad dentro de mi cerebro, lo recuerdo todo solo me queda una duda ¿Cómo se llama la película que acabo de ver?

15 mar 2016

Cine



Siempre le cortaba la entrada de las cinco y cuarto , iba sola y no se perdía nunca una película,  se la veía habitualmente en las primeras filas del cine donde yo trabajo, muy bien vestida, como si se demorase meticulosamente en estar a la última moda, hasta el mas pequeño detalle, de mediana edad, guapa como de película de los años veinte. Jamás la vi acompañada, llevaba una sonrisa esplendorosa y  una palabra amable comentando lo que iba a ver: hoy toca acción, creo que saldré llorando de esta, me encanta este actor , tu que opinas?., comentaba con cada empleado.

 Un día al final de la película no salió de la sala,  se quedó metida en la pantalla , una isla tropical llena de personajes glamurosos que charlaban amenamente entre si, reían y disfrutaban de fiestas y conversaciones, en blanco y negro , con final feliz,  nadie supo nunca mas de ella. Ese día me había dicho: presiento que esta me va a gustar. Yo creo que traspasó la línea de la pantalla y desapareció mecida por los personajes que no encontraba en la realidad, o quizás fue un despiste mío,  pero me extraña porque siempre se despedía y ese día no lo hizo. No la volví a ver, aunque quizás cambió de ciudad , o de sala, pero me gusta mas pensar en la primera versión, que desapareció metida en el argumento de la película.

Aina Rotger Carlón

Cinéfilo (Mónica Prádanos)



            Arrastra los pies y avanza con esfuerzo, agarrado a su bastón como el árbol a su raíz. Tembloroso, logra sentarse en la butaca que, por llegar siempre antes que nadie, quedaba reservada para él. Ya no puede tomar las palomitas que impregnan el ambiente con su olor. Por único acompañante, una botella de agua. La gente empieza a llenar la sala y, con ella, llega ese murmullo tan conocido, una conexión con las personas reales.
            Las luces se apagan y la pantalla ilumina los ojos brillantes y entusiastas, cuya única diferencia con los de antaño son las arrugas que los rodean. Primero los tráilers, una promesa de futuro. Después el inicio de la película, anunciando a los actores, al productor, al director. La excitación está al límite. Y, al fin, la historia cobra vida, envolviéndolo en ella.
            El fundido final a negro, pasados ya todos los créditos, revela una sala vacía y silenciosa. Una butaca sigue ocupada por un espectador que ha visto su última película. 

(Encuentro Relatores 18/Marzo/2016)