Un
día al mes la luna no aparece, no la podemos ver, pero … y ese día ¿qué hace?
El día que la luna no sale en realidad no para. Se pasa todita la noche
visitando en sueños a todos aquellos a los que ella más quiere. Se desliza
despacito por las rendijas de las ventanas y deposita un beso cálido y hermoso
en la cara de todos los niños del planeta. Tiene que ir muy muy rápido, ¡¡ hay
muchísimos niños ¡! pero no se olvida de ninguno. Por eso al despertarse en la
cara de muchos de ellos luce ese día una sonrisa tan grande. ¿Quién no
sonreiría si la luna le besa en sueños?
Hay
otras noches que se convierte en media luna, en balancín, en noches como esas
ella acoge, escucha y consuela con su mágico poder a todas las mujeres que
están sufriendo. La luna llora por cada mujer que está siendo maltratada, y por desgracia, ellas también son muchas,
muchísimas, demasiadas. La luna nuevamente deposita un beso, esta vez dulce y
tierno, para intentar curarlas, abrazarlas, y aunque no logra cambiar su mala
vida, por la mañana cada una de esas mujeres que están siendo infelices,
encuentran al lado de su corazón chamuscado una lágrima que no las pertenece.
La luna en sus sueños ha llorado con ellas, las ha querido, y reivindica que se
acabe ya, de una vez, con el dolor que las hiere.
Precioso y enternecedor relato, me gusta mucho Ana
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