25 ene 2021

#MiMejorMaestro

 Esta historia debería estar escrita en la lengua de Shakespeare. Corrían avanzados los 70 en una escuela pequeña. En clase de inglés teníamos un libro en aburrido blanco y negro, con una tediosa lista de verbos irregulares “begin began begun”

El profesor  era bajito, con cara anodina y un serio bigote oscuro que le daba aire de oficinista, no tenía la melena salvaje del de plástica, con el que nos manchábamos las manos de barro moldeando iglesias románicas para aprender los elementos del estilo.

 Yo era mala estudiante, la asignatura no me motivaba, pero al profesor se le encendió la chispa  de luz frente a la oscuridad del libro. Me propuso que hiciese un cuento en inglés. Mi compañera inseparable y yo nos inventamos la historia de un oso, a “bear“, que corría aventuras ilustrado con dibujos puntillistas, y figuras que se desplazaban y desplegaban. Aprobé la asignatura y el cuento se celebró,  fue la semilla de mi futuro. 

No era el profesor mas luminoso pero supo encontrar la motivación que me amarrara a la asignatura. Hoy mis historias siguen fluyendo y el inglés me acompaña en mis viajes.