Nació en una tierra seca y
árida, fría y calurosa y sintió un agujero en las tripas que la incitó a buscar
el paraíso. Ese hueco la llevó a zonas fértiles de gentes amables y creativas,
pero seguía buscando porque tenían defectos. El agujero era grande, y visitó áreas
húmedas y verdes de personas afables, pero el hueco permanecía, llovía
demasiado y siguió buscando el paraíso en planicies de colores y soles de
gentes con chispa , pero hacía demasiado calor. Siempre se preguntaba dónde
estaría el lugar idóneo, mientras buscaba por aquí y por allá. Hasta que un día el abismo de su estómago la llevó de
nuevo a la tierra seca y árida de sus
orígenes convencida de que el paraíso había que crearlo uno mismo y trabajó en
ello, desapareció el vacío y surgió el esfuerzo para hacer de aquel erial su
edén. Creó el espacio aceptando la aridez de la llanura regándola con sus
deseos y afectos. Y llegó a amar lo que antes
había desechado, porque el edén está en
uno mismo y su actitud ante la vida.
Y allí terminó sus días
hasta que sus cenizas abonaron una vez más la tierra que la había visto nacer.
Aina Rotger Carlón
Aina Rotger Carlón
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