16 sept 2017

Tierra

Nació en una tierra seca y árida, fría y calurosa y sintió un agujero en las tripas que la incitó a buscar el paraíso. Ese hueco la llevó a zonas fértiles de gentes amables y creativas, pero seguía buscando porque tenían defectos. El agujero era grande, y visitó áreas húmedas y verdes de personas afables, pero el hueco permanecía, llovía demasiado y siguió buscando el paraíso en planicies de colores y soles de gentes con chispa , pero hacía demasiado calor. Siempre se preguntaba dónde estaría el lugar idóneo, mientras  buscaba por aquí y por allá. Hasta que  un día el abismo de su estómago la llevó de nuevo a la tierra seca y árida  de sus orígenes convencida de que el paraíso había que crearlo uno mismo y trabajó en ello, desapareció el vacío y surgió el esfuerzo para hacer de aquel erial su edén. Creó el espacio aceptando la aridez de la llanura regándola con sus deseos y afectos. Y llegó a  amar lo que antes había desechado,  porque el edén está en uno mismo y su actitud ante la vida.

Y allí terminó sus días hasta que sus cenizas abonaron una vez más la tierra que la había visto nacer.

Aina Rotger Carlón

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