5 jun 2017

Arde


Arde, sube y ondea,  reverbera en rojos naranjas y azules, hipnótico y atrayente.
Desde Bebé me dormía tranquilo al amor de la lumbre, luego mi madre me subía a la habitación, sino no conciliaba el sueño. Por las tardes me contaba cuentos al lado de las brasas.
Aun niño empecé a jugar con las cerillas, mi madre me reñía pero en cuanto podía encendía una, después pase a incendiar mis madelman, Con el tiempo algún mueble, mas tarde la casa por el simple placer de verla arder y mi madre consiguió apagarla cuando aun no había llegado a la cocina de gas. Ya mayor, me perdí por los montes y vi como los pinos ardían llameantes ascendiendo al cielo, luego los campos. Cada vez pensaba en algo mas grande. Me imagine la ciudad y el placer de ver como s e encendía pero estaban los bomberos con su agua que cortaba el placer de ver las llamas,. Odiaba el mar y la lluvia , el agua, enemigos del calor.
Conocí a Elisa, una pelirroja vestida de rojo amarillo y azul y me perdí en el fuego de la pasión, pero el día que rompió aguas embarazada de nuestro primer hijo la repudié .
 Ahora llevo una caja de cerillas y estoy frente a tu casa.

Aina Rotger Carlón


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