(Daniel y Andrea están
jugando en el parque a tirarse por los toboganes)
ANDREA (gritando): ¡Daniel, tengo sed, voy a la fuente!
DANIEL (se tira por uno de los toboganes): ¡Espera, voy contigo!
(Los niños caminan hacia la fuente que hay cerca de la zona de juegos del parque)
DANIEL (señala una bicicleta): Mira, esa es la bici que quería para mi cumple. Pero mis padres no me la han regalado…
ANDREA: ¿Por qué? ¿Te portaste mal?
DANIEL: No. Además he sacado muy buenas notas. Es porque papá no tiene ya trabajo. ¿Y sabes? Mamá ha dicho que este verano iremos de vacaciones al pueblo.
ANDREA: Si a ti te gusta ir al pueblo.
DANIEL: Ya… ¡Pero me gusta más ir a la playa! Es un asco. Ni bici, ni videojuegos, ni vacaciones…
(Llegan a la fuente. Andrea bebe un poco de agua. Se limpia la boca con el dorso de la mano. Luego, bebe Daniel)
ANDREA (pensativa): A mí en mi cumple me regalaron un chándal nuevo para el cole. Mamá dijo que había que ahorrar.
DANIEL (se limpia la boca también): ¿Ves? Un asco. Ojalá nuestros padres volvieran a trabajar como antes.
ANDREA: Pues yo no quiero que mamá vuelva a su anterior trabajo.
DANIEL (sorprendido): ¿No? ¿Por qué?
ANDREA: Pues porque antes pasaba mucho tiempo allí. Y ahora no. Ahora está más conmigo. Vale, hace mucho que me compró el último cuento que quería, pero ahora lo que hacemos es ir juntas a la biblioteca. Buscamos libros juntas. Un día, fíjate, me llevó con ella a la biblio de mayores. ¡No veas qué pasada! Las estanterías son más altas que mamá, y están lleeeenas de libros. ¿Y sabes qué más? Este verano no voy a ir al campamento, nos quedaremos aquí e iremos al parque del río y nos bañaremos ¡todos los días!
DANIEL: Sí, bueno… Mi papá también está ahora más en casa, pero es un rollo. Yo creo que está triste.
ANDREA: Igual es porque te ve triste por no tener la bici y porque os vais al pueblo y no a la playa.
DANIEL (con la cabeza gacha): Es verdad… (Levanta la cabeza y pone un gesto de determinación) Voy corriendo a decirle que todo eso me da igual. Que solo quiero que esté contento y que juegue conmigo. (Sale corriendo). ¡Gracias, Andrea!
ANDREA: ¡De nada, Daniel!
Bonita escena Mónica.
ResponderEliminarResuelve rápido con un mensaje precioso y real; al final los hijos necesitan el tiempo y el cariño de los padres. Tiempo compartido es tiempo vivido.
Todos necesitamos tiempo compartido. Y nada suple ese privilegio. Bssss