13 sept 2016

Abuelo


Me paso el día intentando que hablen mis ojos. Mi voz se perdió hace ya tiempo. Quiero pedir que me dejen. Que quiero morir ya. Morir con dignidad. En paz con mi cuerpo y conmigo mismo. Que dejen de invadirme con tubos, inyecciones, pruebas, subir y bajar tumbado en la cama por los pasillos de este horrible hospital.

 

Ayer creí que ella me había entendido, mi nieta, la más pequeña. “Mirad, el abuelo está dormido”. Y cerré los ojos con fuerza, a ver si esta vez alguien me oía y les pedía que nos fuéramos al pueblo. A morir en mi cama, en mi habitación, con los olores de mi casa, con los sonidos entrando por la ventana…

 

Pero aquí continúo, no se ya los días que hace y nada, solo batas y más batas blancas, chismes y más chismes, sonda para la orina, pañales para cambiarme…

 

Yo sólo quiero irme ya, he hecho todo lo que tenía que hacer, mi tiempo pasó. Espero que lo entiendan mañana. Siento que llega la noche, se apagan las luces, sólo se escuchan gritos dispersos de algún enfermos, personas que pierden el sentido de la realidad por estar ingresados aquí. Las enfermeras pasan a darnos las últimas medicinas. Hoy me sigo muriendo en este hospital.

 

Pues nada, el día ha llegado, y con él uno de mis mayores miedos. Los médicos quieren meterme la sonda nasogástrica, ¿qué es eso? Un tubo que metido por mi nariz atraviesa mi garganta y va a mi estómago. A través de ese tubo y con una jeringa meterán un líquido asqueroso y maloliente para alimentarme, dado que yo ya no puedo masticar ni alimentarme por mí mismo.

 

Pero … ¡es que es tan difícil ver que esto es un horror!, no puede ser, sólo contarlo se me saltan las lágrimas, yo no quiero vivir así, yo quiero morir de otro modo. Les oigo, a mi familia y a los trabajadores de este hospital, todos opinan lo mismo, todos opinan que si tuvieran que elegir no se dejarían hacer nada de esto, que ellos para vivir así no quieren vivir, que soy un vegetal…

 

Y si opináis todos eso… ¿por qué dejáis que a mí sí que me pase? ¿por qué dejáis que me conviertan en un ensayo? ¿Es acaso una forma de vengaros? …

 

Si pudiera hablar… si al menos pudiera decirle una única cosa a mi nieta, nada más una, mira, ya no la pediría nada, porque para qué si ya no hay forma de que esto se termine, si van a hacer lo que les venga en gana, nadie va a tener piedad. Pero a ella, a ella la diría, huye, vete lejos, cuando presientas que queda poco para tu muerte, cuando aún te puedas valer por ti misma, pero tengas ya una edad en la que la muerte es ya algo posible en cualquier momento… ¡¡¡ escapa ¡!! Ve a un pueblo perdido de la montaña, rodéate de perros, de animales, de árboles y de un manantial o un río. Nada más. Simplemente que el día que enfermes, que lo harás, no sepan como llevarte a un hospital, no lo puedan hacer porque no haya forma humana. Así,  así tal vez mueras en paz, sin tener ni idea de por qué ha sido, morirás de mayor, de viejo, de que la vida tiene un principio y un final.

2 comentarios:

  1. Jooo, Ana, si ya me enamoró este relato cuando lo leíste en el grupo, ahora leído detenidamente me parece soberbio. Tema duro, tan duro como real. Tener conciencia y no cuerpo... el revoloteo de sus pensamientos son claves y la alusión a la nieta como vida renovada es genial. Bsssss

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Carmen, es un encanto leer tus comentarios, bss ( y si, tema duro y demasiado real)

    ResponderEliminar